Hacer de lo cotidiano un rito familiar

Por Rosario Correa, psicóloga del programa “Aprender en Familia” de Fundación CAP.
Cuando los niños son pequeños tenemos la posibilidad de crear con ellos momentos especiales, rituales que nos ayuden a captar la experiencia, que nos llenen de sentido, emoción y nos conecten. Esos espacios los podemos encontrar en la vida cotidiana: en el libro de antes de dormir, en la comida que se comparte, en los cumpleaños, etc. También en aquellas situaciones que no pasan todos los días, como la llegada de un hermano, la muerte de un abuelo o la entrada al colegio, entre otros.
Recuerdo lo que me contó una familia sobre cómo su hija de cuatro años comenzó a mostrarse muy irritable cuando su hermana estaba por nacer, por lo que sus padres la ayudaron a hacer esa transición creando un rito especial. Le contaron que ahora ella tendría un rol especial ya que pasaría a ser “la mayor” y planearon juntos una celebración especial porque estaba creciendo y la familia se ampliaría.
Ese caso nos muestra que los ritos pueden estar en todas partes y en todo momento, pero se requiere estar atentos y tener la motivación de “atajarlos” y hacerlos parte de la vida y la historia familiar. Se cruzan con la propia historia de nosotros como adultos, con aquello que hacíamos con nuestras familias de origen, con el presente que estamos viviendo y con el futuro que soñamos. Expresan quiénes somos y lo que valoramos, nos ayudan a celebrar momentos relevantes de la familia, a mantener y hacer perdurar experiencias, nos permiten generar identidad y sentido de pertenencia.
Asimismo, nos pueden ayudar a enfrentar momentos difíciles que siempre se presentarán y que requieren una adaptación familiar, permitiendo que se resignifiquen esas situaciones complejas. Por ejemplo, frente a la muerte de algún miembro de la familia, se puede hacer una ceremonia al plantar un árbol que le dé un sentido a ese difícil momento.
¿Cómo podemos instalar estos ritos en la familia? Si pensamos en aquellos de nuestra propia infancia y luego nos preguntamos qué nos gustaría que recuerden los hijos cuando sean adultos, nos daremos cuenta cuáles son importantes para nosotros, cómo lo hemos estado haciendo y cómo esforzarnos para que perduren.
Los niños habitualmente están generando nuevos ritos, disfrutan la repetición diaria y constante de una situación, nos piden insistentemente que volvamos a hacer una actividad entretenida, recuerdan las fechas y momentos importantes y quieren celebrarlos. No obstante, muchas veces los adultos no nos damos el tiempo de atender este tema por la rapidez con la que vivimos, pero si nos detenemos veremos su significación y crearemos momentos que trascenderán generaciones y fortalecerán la identidad de cada familia.
Ideas para generar y mantener ritos familiares:
- Busquen símbolos concretos que tengan sentido para todos y háganlos visibles en la casa (fotos, recuerdos, etc.).
- Pónganle un nombre especial a un momento que disfruten en familia, como “la hora del cuento al acostarse” o “la comida en familia”.
- Conversen con los niños los rituales que ustedes hacían con sus familias cuando eran pequeños.
- Promuevan la relevancia de las celebraciones como cumpleaños, aniversarios, fechas importantes y decidan cómo celebrarlos.
- Transformen cualquier actividad simple en algo importante, como guardar el libro favorito de los hijos cuando pequeños en una caja como si fuera un tesoro, archivar los trabajos del jardín infantil, escribir hitos importantes del desarrollo infantil y celebrarlos (caída del primer diente, control de esfínter, aprender a leer, su primera palabra, etc.)
- Den espacio a la creatividad y a la espontaneidad, rescatando la emoción y sentimientos que están a la base de los ritos.